Somos
mentes finitas y aún no podemos medir los atributos de Dios, la ficción ha
superado lo real he imaginable de su poder. El hombre produce ficción en sí
mismo, en su mente y corazón, el ver a Superman o Iron Man, le seduce el deseo
de identificarse con el personaje, pero si le hablamos de alguien que tiene
poder sobre la Tierra y todos los cielos, que su carácter es de humildad, que
ha caminado sobre ésta tierra con sandalias y vestido de túnica blanca, que la
esencia de su poder radica en el Amor, pierde mayor atracción, la Verdad está
en Él pero no les interesa.
Se
mide por lo que se ve pero no por lo que es. ¡Quién diría que éste hombre era
Dios y caminó entre nosotros! Y hoy por lo que no se ve, se conoce por fe por
lo que es, ¡JESÚS! Sentado en su Trono, quién ha hecho la proeza más grande que
vio, que ve y que verá la humanidad. JESÚS es su Nombre
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