PREPARADO PARA MÍ
ULTIMO VIAJE
Latente en la vida y
presente como pronostico inamovible en el futuro, lejano o inmediato, se
presenta silenciosa en el sueño del no despertar, como en la tragedia
consumiendo la vida en la aflicción.
Quien pudiera tenerla
presente todos los días, no como enemiga sino como una visita inesperada, la
cual a veces se viste a nuestro gusto de manera inapropiada, segando pueblos
enteros o en lo individual de una morada, donde nos toca de cerca en lo intimo,
enlutando el corazón por la perdida.
El ser humano no es que no
la tenga en cuenta todo lo contrario, como si fuese el avestruz cubriendo su
cabeza en un hueco, así no queremos ver lo que se avecina, quizás pase de largo
y no nos toque, pero la realidad es más fuerte que la ilusión de esquivarla.
I quién está preparado para
su encuentro, en un abrir y cerrar de ojos se apaga la luz de nuestra
existencia, toda una vida exhala su historia en un último aliento. Quedará todo
ahí, en solo un grato recuerdo de los que viven, injusta y sin razón sería la
vida si el amor más profundo fuese absorbido como por un mounstro con cadenas
en la más profunda oscuridad.
Se ha formado en la
consciencia colectiva humana como un manto de ausencia la realidad de que todos
moriremos, y ante tal episodio no podemos asimilar la consecuencia de la
pérdida del ser querido. Una vida
construida día a día, llena de riquezas espirituales que endulzan el alma,
sentimientos profundos que tienen peso en el carácter y formación del individuo
desarrollando grandes ideales, forjando mentes activas para tiempos futuros,
quedará todo en la nada, en el hecho de ya no existir. La moralidad sería una
falacia con sus más altos ideales.
Se rebela ante tan grande y
oscuro pronóstico el corazón que ha dado el primer lugar al amor. Vacio y sin
esperanza con las palabras “bebamos y comamos que mañana moriremos” sería el
transitar por este mundo sin esperanza ni propósito alguno, de que valdría el
sacrificio si no tuviese valor alguno, sería un fraude el vivir expectativas a
largo plazo cuando planificamos en el amor la construcción de una familia
entregando todo nuestro ser para enterrarlo dos metros bajo tierra, con un
epitafio “descanse en paz”.
Un intelecto desarrollado,
mentes brillantes, no dan con el misterio en lo transcendente de la vida
humana. Dios escondió como en un océano en una verdad racional, la perla que
solo puede ser hallada más allá de la inteligencia humana, que nace en el mismo
seno de DIOS, que se encuentra abriendo los ojos ciegos para poder ver desde el
corazón, la FE.
Una verdad escondida entre
catedráticos, pero viva y activa en el corazón de un niño, en su pureza de creerle
a Dios.
En él, por él y para él
fueron formadas todas las cosas, su Nombre es Jesús, quien trajo esperanza
donde no había ninguna, manifestando su gracia y vida abundante para aquellos
que creyeran en ÉL atreves de la fe, dándonos vida eterna, nos dijo voy a
prepara morada para ustedes, donde estoy Yo allí también estarán ustedes.
Absorbida la muerte es en
victoria para los que creen en ÉL, cualquier otro fundamento no tiene peso,
solo en Jesús hay vida, “porque Yo vivo, vosotros también viviréis”.
Y ahí se abren las
expectativas para el corazón que busca la verdad, que anhela entender y
encontrar la respuestas de lo que viene después de este su cuerpo encerrado y
enterrado, donde ya no habrá interrogantes, sino un destino, con Dios o sin Él.
Sería bueno despejar toda
duda, porque lo que está en juego tiene el peso de la eternidad, encontrar esa
verdad, única verdad que nos hará libres.
Yo soy el camino, la verdad
y la vida ,,,,,,,,,,,,,,,,,,,
Buscad a Dios mientras pueda
ser hallado.