miércoles, 27 de enero de 2021

Más allá de la razón

 

Inexplicable al punto de parecer fanático, es cuando entendemos percibimos y estamos totalmente convencidos de la grandeza de Dios en todos sus términos.

No fácil de declarar, ni tomar una conversación, cuando se disiente algo tan profundo y a su vez incomprendido por la mente finita y humana, pues todo tiene medida en nuestro mundo, limites, en la mente damos lugar a que las leyes sujetan todas las cosas, difícil es decir, menos entender que Dios es quién sujeta los tiempos y todas las leyes.

Por ejemplo saber de qué Dios no necesita el tiempo, sino que el tiempo está sujeto a él en todos sus términos, que no necesitó mil años para crear el mundo en que vivimos, que la obra de sus manos es en el poder de su Palabra, y dijo Dios y fue hecho, para el que lee esto supuestamente es un disparate porque la razón le dirá hasta Dios precisa tiempo para hacer las cosas, y ahí es donde precisamente entra en juego nuestra Fe.

La mente racional opaca la fe para ver la grandeza de Dios en todas sus dimensiones, en el plano eterno, llevando a darle espacio, poder y tiempo a lo que no podemos percibir de lo omnipotente de su Presencia. Dándole lugar a lo racional la luz de la fe pierde su efecto dejándonos en el plano de lo natural y humano, envuelto en la oscuridad de lo religioso moderado.

Dios guarda silencio, pues nuestro conocimiento viene por la palabra de Dios, vivificada por el Espíritu Santo, quien nos hace entender todas las cosas.

Siendo la Luz de Cristo la que alumbra para disipar todas las tinieblas en nuestra mente dándonos el entendimiento para seguir  un camino más excelente.

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