sábado, 3 de octubre de 2020

De la oscuridad a la luz

 

                                 De la oscuridad a la luz

 

De la gran misericordia de Dios sobre nuestras vidas podemos contar todos lo que hemos aceptado a Jesús y su testimonio de Verdad. Esa Luz que alumbra todo nuestro ser, irradiando por el Espíritu Santo el carácter y pasión de Jesús por nosotros como su especial tesoro, nos ha hecho ver la vida de forma diferente, si míras al pasado cuando no conocías al Señor, puedes ver las tinieblas y oscuridad que había en nuestras mentes y corazones. El despertar a la Verdad nos trajo abrir los ojos a lo que no veíamos, el mundo natural era nuestro fuerte, hoy Él es nuestro Castillo, irrumpió en nuestras vidas como rafagas de aire fresco, y nos hizo ver el propósito de nuestra existencia. Su Palabra como martillo rompe la piedra de nuestros corazones y desnuda lo más profundo de nosotros, nos corrige en nuestra apreciación de las cosas, nos instruye en la formación y carácter, nos hace ver la injusticia y nos guía por el camino recto.

Su obra está completa, Él es nuestra misma vida, acaso “no vivo yo más vive Cristo en mí”, esa debería ser la condición de cada cristiano que tiene la luz, el camino, la verdad y  la vida.

Ésta es la pregunta del millon, ¿dónde estoy parado hoy?

Ya está todo?  No hay más nada que hacer?

Qué dice el mundo de nosotros? Nos ven parados sobre la Roca o enchastrados en el barro?

Cómo enderezar el mal testimonio de muchos, con el testimonio de unos pocos.

MISERABLE DE MÍ, esa es mi oración todos los días hasta que vengas a nuestro encuentro.

Cada uno interpreta a su antojo, lo peor es que lo predican, el mundo ha ganado terreno en la iglesia, y la iglesia a desenfocado su proceder no levantando bandera por la Verdad, lo piadoso se ha vuelto espiritualmente perverso y porque no decir prestado al mal. Ciertamente no les gustaría que Juan el bautista apareciera en escena, en él habitaba el mismo Espíritu Santo que hoy mora en nosotros, qué cambió.

¡Oh Dios si vinieras a nuestro encuentro, si cambíaras nuestra conformidad por desesperación, de lo desolado y ésteril de nuestro porceder, si tú presencia llenara toda la habitación de nuestro ser, dónde nuestras miradas sean solo para ti con el deseo de hacer todo aquello a lo que somos llamados, conmueve no solo la tierra sino también los cielos y desciende sobre tu pueblo con demostración de poder, sacude tu casa, para que haya temor y reverencia en tú Presencia.

A nuestro padre Dios, a Jesucristo y el Espíritu Santo, amén.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario