miércoles, 23 de marzo de 2011

JESUS, EL BUEN PASTOR

            ¡   JESÚS  !     EL BUEN PASTOR

     Había una vez, en un pueblito muy humilde, una iglesia donde cada domingo se reunían los creyentes con gran expectativa y deseosos de escuchar al pastor predicar, pero más que nada esperaban el momento en el cual él les narraba la historia del   “buen pastor”.
    La predica era como el preludio para llegar a degustar lo que vendría atrás, la historia que los conmovía y hacia que sus vidas tuvieran un verdadero significado.
   La atmósfera era cargada de un incesante silencio, porque la experiencia vivida cada domingo de escuchar esta historia los llevaba a la misma presencia de este buen Pastor el cual confortaba toda su alma y les llenaba de gozo por identificarse con tan maravillosa narrativa.

     Había un pastor el cual tenía un pequeño rebaño, él había visto nacer a cada una de sus ovejitas y conocía a cada una de ellas por su manera de moverse, de relacionarse, cada una de ellas tenía como un sello de distinción que la caracterizaba, y por conocerlas tan bien, cada una tenía su nombre; todas ellas eran cien.
    Una se llamaba Mansita, era totalmente sumisa y obediente a su voz, otra Alegre, todo el día vivía dando brincos como de felicidad a su alrededor,  otra Pompón, regordita pero siempre ágil con un aire juguetón le invitaba a jugar siempre a su Señor, y así de nombre en nombre hasta  llegar  a la muy amada, pero siempre descarriada ovejita que se llamaba Descarriada, ésta siempre rebelde, siempre topando lo que se le ponía delante, vivía tropezando por no seguir la misma senda que las otras, buscando otros caminos, quizás con la ilusión de encontrar mejores pastos, pero ésta en particular no solo tenía su nombre sino que al conocerla bien el pastor opto por ponerle el sobrenombre de Perdida, a lo cual ella respondía con mayor facilidad.
     Un día cuando el sol estaba brillando, de repente se oscurece el cielo como con un manto y llegan de pronto a visitar su tranquilidad el rayo y el trueno y en medio de estos, relámpagos y una fuerte lluvia que no se hace esperar, el pastor al ver como llegaba ese temporal rápidamente las lleva a su refugio para que tengan seguridad.
    Mientras la tormenta arrecia él las cuenta y las llama a cada una por su nombre, a lo cual estas contestan  rápidamente a la voz que ellas conocen en un balido diciendo presente, hasta que llega a llamar a Descarriada y esta no contesta, viendo a las demás seguras sale a buscar  en medio de esa tormenta aquella que aunque diferente a las demás, era amada con la misma intensidad que las otras.
     Y llegando allí donde habían estado antes empieza a caminar en dirección contraria llamándola con la potencia de su voz, ¡ Perdida ! , ¡Perdida !, ¡ Perdida !, hasta que después de unas horas la encuentra a la respuesta de su voz, como diciendo auxilio; se había caído en una pendiente y estaba muy mal herida.
     El pastor bajo con sumo cuidado, la abrazo para quitarle el miedo, luego la cubrió y envolvió en una manta, la cargo sobre sus hombros y subió la ladera, llego donde las otras, la seco, curó sus heridas, y le dijo “no temas yo siempre estoy contigo, te encontrabas perdida, ¡ pero viste como te amo ! , deje las noventa y nueve para ir a buscarte a ti.” Así amo Yo a mis ovejas.
El Buen Pastor.   …………….
     Y así al terminar la historia, todos los cristianos irrumpían en un lloro de gozo indescriptible por sentirse identificados todos ellos con aquella ovejita Perdida, y sentirse tan amados por el Pastor .
     Allí era tal el gozo y la alegría que no había lugar para nada más que el Amor que llenaba sus corazones por tener como el Pastor de sus vidas a Jesús.
     Este pastor que les contaba la hermosa historia era un hombre de poca cultura y su predicación por lo tanto no era muy bien elaborada, pero su corazón ardía con tanta intensidad por Jesucristo, que cada vez que contaba la historia ponía toda su pasión, amor y entrega, queriendo desnudar la letra fría de un cuento, impresa en un papel, y presentarlo allí en medio de los oyentes como a quien se puede palpar por la fe, y ciertamente  tenía  su  resultado pues todos los domingos el pedido era general, querían escuchar la historia siempre dicha.
     Pero no fue que pudieron ver hasta que a este pastor lo delegaron a otra iglesia, y pusieron a un pastor nuevo y joven, el valor del amor maduro, como de un árbol viejo que pasó por todas las épocas, dando su fruto y avivando el amor cada domingo en cada creyente en cada momento en el que se sentía invadido por el amor de Dios, y contar esa maravillosa historia.
     En su ausencia, era de pedir reiteradas veces al nuevo pastor que contara la historia que a ellos nunca los cansaría, la historia del Buen Pastor.

UNA VOZ CALLADA Y SUAVE
ES LO ÚNICO QUE YO ESCUCHE,
EN MI VIDA NO HUBO MILAGROS NI DONES,
SOLO ESA VOZ QUE ME HIZO CREER.

Y ME DIJO: ¡ YO TE AMO, YO TE AMO,
YO TE AMO ! ,
POR TI, MI HIJO JESÚS YO ENTREGUÉ.
¡ YO TE AMO, YO TE AMO,
YO TE AMO ! ,
NO ES CUESTIÓN DE QUE TÚ VEAS,
SINO DE CREER.

SOLO UNA VOZ CALLADA Y SUAVE,
PERO CON SU GRANDE PODER,
TOCO TODA MI ALMA,
TRANSFORMÓ TODO MI SER.

DE TODO LO QUE HE VIVIDO,
ESE ES MI MÁS RICO DON,
ESA VOZ QUE EN CADA MOMENTO
ME DICE QUE ME AMA,
Y PARA MI LO MÁS IMPORTANTE,
SENTIRME AMADO POR ÉL.

HOY TE DIGO : ¡ DIOS TE AMA, DIOS TE AMA,
DIOS TE AMA !
¡ PUEDES TAMBIÉN TÚ CREER !

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